lunes, 22 de enero de 2018

la ambición como la pasión, puede generar armonía u obsesión II

           La psicología positiva  identifica, dentro de las fortalezas del carácter, algunas cualidades que se relacionan con la “ambición armónica”,  como son la perseverancia, la valentía, el entusiasmo, la capacidad de liderazgo y la esperanza. Considerada la ambición, desde ésta perspectiva, es una valiosa herramienta de progreso para el ser humano. Pero la cuestión es, ¿hasta qué punto estamos dispuestos a actuar por conseguir algo? y ¿qué precio estamos dispuestos a pagar o hacer que lo paguen otros?.
         Porque, la otra cara de la ambición, “la obsesiva”,  es más conocida, está más extendida desde la antigüedad,  y se encuentra asociada a la codicia, a la falta de integridad y de respeto hacia los demás, con un insaciable deseo de poseer más a cualquier precio, que implica sobrevaloración de uno mismo y desconsideración de los demás.  El codicioso se considera merecedor de aquello que desea por tener más méritos, poder o estatus que el prójimo, a cualquier precio: “ el fin justifica los medios”.
          También existen personas que no desean cambios ni mejoras en su vida, que no buscan nada nuevo con la suficiente fuerza como para que les motive a establecer una ruta para conseguirlo. Si es una elección libre relacionada con un sentimiento de tranquilidad o plenitud (autorrealización), es una opción positiva. Pero, si por el contrario, se vincula con la dejadez, la holgazanería, el miedo a salir de la zona de confort, el derrotismo, o la dificultad  para identificar qué es lo que realmente les interesa de la vida, deberían prestarle atención  a  sus propios intereses, para encontrar algo que les apasione.